Paz con pedagogía

El arte de compartir conocimiento, no se circunscribe a vaciar el contenido que se tiene represado. Debe ir acompañado de la pasión por enseñar caminos alternativos y por supuesto de creer en lo que dice. La vocación es mas una palabra usada para entrar al rescate de episodios reconocibles espontáneos y no con el rigor y la majestad que representa cuando es propia y natural.

Tengo afectos viscerales y añejos por los educadores. De hecho, tengo tres hermanos docentes y admiro mucho su trabajo. No es fácil. Lograr transmitir adecuadamente requiere demasiado talento y mucho tacto. Las susceptibilidades humanas se hallan a flor de piel y creo que la labor de capacitar, permanece en esa línea delgada en la que un revés en la confianza que se genera, hace caer en duda todo el discurso.

Desde mi gran maestro de la primaria, Marco Fidel Páez, quien fuera un gran apasionado por las buenas maneras, por sembrar el gusto por el idioma bien hablado y bien escrito, no había vuelto a escuchar palabras lanzadas una a una, como dardos dirigidos a ese sitio enigmático que los humanos tenemos para recibir información selectiva. Enhorabuena la Fundación Paz Diversa, logró coincidir a dos de las voces mayormente autorizadas por la academia, para hablar de los acuerdos de paz.

Es que esta semana, tuvimos un evento pedagógico por la paz. Fue un ejercicio académico de la mas alta calidad y los sevillanos pudimos abrir caminos nuevos en nuestro pensamiento, respecto a los acuerdos que se han firmado en Cuba y sobre todo ese proceso dispendioso de lograr que un grupo insurgente deponga las armas y enarbole sus ideas para entrar en otro tipo de lucha. La democrática.

Nuestro alcalde Freddy Omar Osorio, abrió el evento con una intervención que convalida su ascendente imagen como mandatario comunal y comunitario. El alcalde la tiene clara en los asuntos de paz. Conoce la minucia de los acuerdos, ha hecho bien la tarea de estudiar con juicio cada punto acordado en la Habana. Se siente orgullo de sevillano al escucharlo.

A primera hora Andrei Gómez Suárez, un joven doctor en Relaciones Internacionales y Master en Guerras Contemporáneas y Estudios de Paz de la Universidad de Sussex, Reino Unido. Especialista en Resolución de Conflictos Armados y Politólogo de la Universidad de los Andes, Llegó de su travesía y cuando ingresó al aula máxima del Liceo Mixto, con su morral a hombros, sus tenis y su barba de estudiante, nadie imaginaba que él era el conferencista. Pero al escucharlo y al ver la atención que logra entre los asistentes, quienes en cada pausa quedan expectantes por la conclusión y así durante toda su intervención, me di cuenta que habíamos logrado traer a Sevilla a un maestro dotado con el poder de la palabra y asistido por el conocimiento y por una memoria de elefante que le permite citar normas, cifras estadísticas, sitios y nombres, lo cual   refleja en cada vocablo. Sin alteraciones, sin subir la entonación, con la tranquilidad del que sabe lo que está diciendo. Cada uno de los puntos del acuerdo, fueron desmenuzados y explicados con rigor académico y con la sencillez que atrapa a la diversa concurrencia.

Luego, Oscar Arango Gaviria. El apóstol de la pedagogía de paz. Un sociólogo que goza del respeto de la comunidad académica nacional, que coordina proyectos para el sistema universitario estatal, artifice y coordinador del diplomado de Cátedra de Paz del Sistema de Universidades del Eje Cafetero, llega con su bagaje, su seguridad y su gran talento de orador y aparece en ese momento la motivación que conduce a la esperanza de un mejor país. Es allí, donde los incrédulos y dubitativos se acogen sin darse cuenta a esa bella apuesta por la convivencia en paz, por el futuro sin guerra. El respeto que infunde este pedagogo de rostro amable, su manejo de escenario y la precisión de sus conceptos, en donde pone en evidencia el papel preponderante de la academia en el establecimiento de los acuerdos, nos transporta a la idea de que todos podemos aportar a que realmente haya estabilidad y duración en la paz que a fe, refrendaremos los colombianos.

 En conclusión, ganamos por partida doble. Aclaramos dudas y ampliamos conceptos sobre los acuerdos de paz, pero también asistimos a un ejercicio académico con dos excelentes maestros, que dieron también cátedra en pedagogía de manera práctica.


Por| Oscar H. Aranzazu Rendón