Sevilla, por su ubicación geo espacial,
posee unas características ambientales que favorecen la vida en todas sus
manifestaciones. Aquí poseemos todos los pisos térmicos y por ende, se pueden
producir alimentos desde el arroz, hasta la papa. Sus montañas pertenecen a lo
que se conoce como bosque alto andino y su parte plana, tiene gran influencia
del valle geográfico del Cauca. Es un municipio rico en agua, tuvo una
majestuosa vegetación y junto a ella, una exuberante fauna.
Los procesos de tala indiscriminada
realizada por las multinacionales del papel con la complicidad del Estado,
hicieron que la mayoría de las especies animales que allí habitaban, salieran
en éxodo o murieran en su intervenido hábitat.
De aquella colección faunística que
tuviéramos, ya no queda casi nada. Ya no se contemplan los osos de anteojos, la
danta de páramo, las pavas de monte o los micos aulladores.
Tristemente debemos conformarnos con
una rara manifestación antinatural, que degeneró las especies y por ello en
Sevilla solo encontramos extraños ejemplares de fauna citadina, desempeñando
labores ajenas al mundo animal…….
Por ejemplo, con alta, pero muy alta
frecuencia, podemos ver a un tigre pregonero en un vetusto
carruaje, un gurre camarógrafo que se esconde en los canales (de
televisión), impartiendo justicia en un
recién construido palacio, podemos hallar en asocio a un caballo, una gallina
a órdenes de otro jurista gurre
y no menos célebre, un burro profesor que nunca asimiló su
condición de jumento. Como será de raro el escenario animal de nuestro pueblo,
que también hay un chulo que no es carroñero y se dedica a avistar otras aves con
propósitos científicos y de igual manera, un ternero que repara
equipos médicos sin siquiera bramar.
Un cuadrúpedo benefactor es el buey,
quien donó un carro recolector de basura para Sevilla, que luego convirtieron
en volqueta esos organismos vivos descomponedores que abundan por ahí. Tan culto
como controvertido, un topo librepensador e irreverente, tapizó
la cara de los “bobos” de Sevilla en sus telares.
Hubo en Sevilla un águila experta con el
pincel, que hace tiempo ya hizo su
último sobrevuelo por El Vesubio, a la que le sobrevive por ahí, un mero pichón que solo le alcanzó para ser aguililla.
En este mismo orden de aves, hay un pájaro que no canta pero hace sonar
fuerte con sus equipos a los que si lo hacen, hay también un perico,
que le hace honor a la fama de estar mas cagado que vara de loro, un ganso
que formula proyectos, un cóndor chiquito, o sea un condorito con periódico
propio que no es precisamente El Hocicón, un tucán muy diestro en las
lides de las ventas y un calandrio que desafinó con sus
trinos en los ochentas.
Convertidos en celebridades, los culebros
son ya una especie nativa, se dice que la culebra mayor, fue quien con Jema
Duque y Alicia Mora cocinaron el sancocho de bienvenida a Heraclio. Otro
espécimen de sangre fría que prefiere la pesca a las moscas, es la rana. Gusano, hermano de otro gusano,
alimentó tres generaciones completas a punta de solteritas.
Pero es que en Sevilla hay de todo. Un gato
que quiso ser alcalde sin percatarse que en tierra de perros… pero entre estos
altos dignatarios hubo también un pollo, que aunque de
finca rara vez se ve sin corbata. Reclamando su lugar en el reino
animal, un cachorro de ovejo intentó ser gobernador del
Valle. Amante también del tema político, un conejo vendedor de
zapatos, siempre gana en las elecciones,
pero luego no le dan ni una zanahoria. Los micos que logramos atisbar, son los
que con astucia se cuelgan en los proyectos de acuerdo para favorecer bolsillos
urgidos. En todo caso, lo que sí está claro es que la plaga local es de lagartos por doquier….
Sevilla es el único pueblo con un gorgojo
dentista, una rata que vende papas, una
yegua
comisionista, una ballena que maneja willys y una chiva que definitivamente
está loca.
En todo caso, la mutación de las
especies ha sido tan agresiva, que fácilmente podemos ver en cautiverio, culebras
ciegas, vacas tristes, zorrillos apestosos, pollos sonsos, hombres con pelo de mula o trompa de vaca, perros bobos y ñatos y hasta cultos cucarachos
citadinos.
Los animales sevillanos que se sientan
aquí excluidos, por favor repórtense al final de este artículo en los
comentarios, para que formen parte de esta colección, que pronto será
convalidad por el Instituto de Ciencias Naturales Von Humboldt.
Por| Oscar
Humberto Aranzazu Rendón