Estas líneas las escribo con el sinsabor de haber tenido
la idea de hacer una crónica sobre este maravilloso personaje. Pero entre
pensar hacer y hacer…. Puede haber interrupciones tan grandes como la muerte
misma. Por eso, esperar a mañana para hacer lo que hoy mismo se puede, resulta
ser una gran estupidez.
Orlay Trujillo Arango se lleva consigo, el haber guiado
como el mejor de los pastores académicos, a cientos de sevillanitos ávidos de
refuerzo en diferentes áreas del conocimiento, pero ante todo en
matemáticas. Por su cuenta, no fueron
pocos los que pudieron graduarse o superar metas académicas para continuar su
proceso educativo.
El hombre trabajaba por vocación, hacía un cobro solo
simbólico por su labor, pero su entrega por conseguir que quienes tocaban a su
puerta en busca de ayuda, era compensada
solo con que salieran de allí con la seguridad que permite el conocimiento
adquirido, eso era para Orlay el mayor pago por su dedicación.
También su vocación de servicio lo puso en el escenario
de jefe de hogar, papel que desempeñó con mucha solvencia, al cuidar de sus
hermanos en esa bella casona seguramente atiborrada de libros de códigos, leyes
y jurisprudencia, confundidos con ediciones escolares y la infaltable álgebra
de Baldor de Orlay.
Este bello y particular personaje, tenía el aspecto de un
sabio de la antigüedad y refrendaba su imagen con su lenguaje exquisito y las buenas
maneras para tratar a las personas en
cualquier escenario.
Perteneciente a una familia de tradición sevillana por
excelencia, familia pionera del desarrollo local y ligados al ejercicio del
derecho principalmente. Si uno se imagina un ambiente de intelectualidad y de
disertación académica, ese sería una tertulia o un almuerzo en casa de los
Trujillo.
Me atrevo a tomar la vocería de los sevillanos, al enviar
desde aquí el más caluroso y solidario abrazo a esta familia insigne de nuestro
terruño.
Un poster adiós al pedagogo con aspecto de sabio griego,
gracias infinitas en nombre de varias generaciones de sevillanos que tuvimos el
privilegio de ser instruidos y asesorados en nuestros deberes académicos. Ojalá
allá en la inmensidad logre su perdón por no haberlo visibilizado y homenajeado
con mis palabras cuando pensé hacerlo. Aunque probablemente por su esencia
humana y su sencillez, hubiera preferido mantenerse en ese ostracismo que los
seres humanos eligen para hacer, por encima de aparentar ser, cuando poseen la
grandeza que otorga la sabiduría.
Καλή η αιολική
και η καλή θάλασσα (buen viento y buena mar. Griego)
Por| Oscar Humberto Aranzazu Rendón.