Zazu en modo deportista

Cuando joven, fui un deportista de alto rendimiento y absolutamente consagrado. Incursioné en el baloncesto, el voleibol, fútbol con el Quesos La Morenita Fútbol Club y en ciclismo mi reto mayor fue haber logrado la cima del balneario Villalinda, en un recorrido de unos doscientos metros. Por eso digo, de alto rendimiento para aguantar las burlas y las derrotas deportivas y totalmente consagrado…. a la banca de los equipos que me fichaban.

Una vez en un pueblo del Huila, la empresa para la que trabajaba participó en un torneo de fútbol y como yo había autorizado la compra de los uniformes por cuenta del proyecto, tenía mi puesto asegurado en la titular. Llegó la hora del partido y no hice parte del once inicialista, porque yo era el haz bajo la manga para el segundo tiempo, el refuerzo escondido, la nueva contratación. En el equipo había un jugador de apellido Barragán, que no pudo jugar por ausencia. Yo, uniformado en la banca y con los nervios alterados, esperaba con respeto y ansiedad. Efectivamente llegó el segundo tiempo y el viejo Oscar Ocampo, que fungía de técnico del equipo me dijo…. tocayo, usted tiene todo el uniforme completo? ¡A lo que yo respondí, por supuesto! ¡Él dijo, excelente! Entonces quíteselo y se lo presta a Barragán que acaba de llegar.

Terminé viendo el partido en calzoncillos y con una camisa sudada que Barragán me prestó. Me frustré para el futbol. Fue allí, donde Colombia se perdió de una gran promesa. El país no pudo verme en acción. El profe Maturana no pudo tener a Aranzazu entre sus convocados.

Ya antes había sido basquetbolista, pero luego de ser rechazado por varios equipos y haber logrado entrar a una escuadra que me recibió a cambio de la compra de un balón, en un partido donde jugaba en la posición de estorbo derecho, de un codazo en la cara me volvieron árbitro y allí si encontré mi verdadero talento. Pité partidos por varios años y ahí logré incursionar en el mundo deportivo. Viendo jugar desde la cancha.

Hoy día poseo un excelente hándicap en parqués y tengo a mi haber, algunos triunfos en dominó en la modalidad de tapicuy.  Yo sabía que había nacido para el deporte.

Pero en serio. La práctica deportiva en cualquier disciplina es cosa de personas aguerridas. Todos los deportes, aunque unos más que otros tienen su dificultad en cuanto a la exigencia física.  Los practicantes de decatlón, de maratón, los escaladores de montaña son personas que poseen facultades extraordinarias en sus cuerpos.

Esta semana, luego de ver las imágenes del tour de Francia, donde se hace por 22 días jornadas de seis horas y más, subidos en una bicicleta, desde la cual tienen que orinar, a veces defecar y alimentarse con gel proteico y liquido en bidones, soportando lluvia, altas temperaturas y peligro constantes en las carreteras, llegué a la conclusión que existen deportes de verdad, con héroes super humanos, de aquellos que conocen todo sobre honor, gloria, resistencia, pundonor y valentía.

Vi, por ejemplo, ciclistas que cayeron en plena competencia y con su cuerpo lacerado y fisuras óseas aun no diagnosticadas, continuaban en carrera sin importar su dolor. Atendidos desde un carro en movimiento con paliativos y vueltos a poner en competencia. Vi la imagen de un ciclista holandés que tomo fotos a sus piernas antes y después de una competencia, donde el resultado es escalofriante. Piernas con ramales de venas expuestas, donde se aprecia claramente que los cuerpos son llevados a la máxima exigencia.

Ahora hablemos del deporte de las multitudes, del deporte comercial. El fútbol.  Me gusta y lo veo. Pero cada vez más se está convirtiendo en escenario de artes escénicas y los futbolistas obtienen más resultados por ser actores en la cancha, que deportistas. Sin pudor alguno, sin vergüenza deportiva, a un futbolista lo tocan o le pasan cerca y se echa al suelo y se revuelca en muecas de dolor fingido, para conseguir afectar a su contrincante, para que el árbitro caiga en un falso positivo de agresión por cuenta de una payasada.

Cada partido dura dos tiempos de 45 minutos. En cada tiempo hay no menos de cincuenta descansos, por cuenta de los saques de esquina, de portería, laterales, celebración de goles, faltas reales y faltas fingidas, cambio de jugadores y lo peor, la pérdida deliberada de tiempo que se hace por cobardía. Por el temor de poner en juego el balón y recibir goles, mejor optan por detener el juego de manera ilegal y dejar que el tiempo pase hasta finalizar el partido.  Es más, cuando la temperatura es muy elevada, hacen descansos para permitir la hidratación.

En competencia, los futbolistas tienen descansos de tres días aproximadamente y disfrutan de sus familias de manera permanente. Los ciclistas tienen un día de descanso durante los más de veinte días de competencia. Y se bajan de la bicicleta y se suben a un rodillo, para hacer descompresión gradual de la presión arterial.

Y para la reflexión les dejo esta cifra. Nairo Quintana se gana 1,5% de lo que se gana James Rodríguez. Ambos son atletas colombianos, esos si, de alto rendimiento y absolutamente consagrados, no como yo.

Mi respeto profundo y admiración a todos los ciclistas de competencia, a los recreativos de diferentes modalidades. Ahora sé de que están hechos. ¿Entonces… cual es el deporte que forja de manera integral a un niño en lo físico y lo humano? ¿Que deporte quieres que practique tu hijo?

Por | Oscar Humberto Aranzazu Rendón
Ilustración | Jorge Restrepo H.