Valdría la pena averiguar, si el servicio de atención a pacientes con dolencias de toda naturaleza o con un balazo o una puñalada; lo cual sería mas normal que enfermarse… está funcionando en Sevilla como mandan los cánones…. Los cánones hipocráticos y no los Uribistas con el nuevo esquema del “sacaculismo legal” a las obligaciones de velar por la salud de los colombianos, con sus nuevos decretos de emergencia.
Y es que si vale la pena investigar, si el caso de PEDRO GRANADA LOPEZ, el amigable rifero de la carretillada de electrodomésticos y vecino del barrio municipal, quien fuera sepultado el día 19 de febrero en Sevilla, fue uno de esos casos de negligencia médica al amparo del gobierno y sus decretos, o si se debió a falta de experticia en el personal médico o por el contrario, fue a causa de una bacteria que adquirió de manera intrahospitalaria.
El caso es que unos quince días antes, Presumiblemente, Pedro acudió con su Sisbén al hospital, con síntomas de una afección respiratoria y al parecer fue devuelto con el argumento ya trillado de “eso es una viral” y lo despacharon a casa.
Posteriormente, Pedro fue conducido en mal estado nuevamente al centro hospitalario, de donde fue remitido a la ciudad de Tuluá, ya que en Sevilla no había recursos para atenderlo. De allí, lo remitieron a la ciudad de Buga por tecnicismos, luego devuelto a nuevamente a Sevilla donde su estado empeoró y fue remitido nuevamente a Buga finalmente en donde falleció supuestamente de manera natural…. Y digo supuestamente, porque existen dudas razonables al respecto.
El caso es que Pedro fue lanzado de mano en mano como papa caliente, con la disculpa legal de que tal o cual hospital es del nivel correspondiente y los procedimientos que se le hagan a un paciente, diferentes a los estipulados en ese nivel, no son cancelados por la EPS , como en su primera remisión a Tuluá, donde la disculpa para no atenderlo fue que “el paciente no llegó con el código de remisión correcto”.
En su última estación de este viacrucis por su vida, su esposa Alicia acompañándolo en la sala de ese Centro Asistencial en Buga, en el cual estaba conectado a un respirador y otros artefactos; sacó fuerzas desde lo profundo de su alma para darle fortaleza, a sabiendas de que Pedro era un padre como ninguno y dejar a sus hijos era su mayor preocupación. Ella, con su voz quebrada le decía… Tranquilo mijo, yo aún soy fuerte y a ellos nada les faltará conmigo.- en su intento por hacerle mas liviana la carga que se llevaría al partir.
El dejó salir algunas lágrimas y ella para evitar que su Pedro la viera llorar, sale por un momento de la habitación y en ese preciso y coincidente momento, ingresa un médico a la habitación y a los pocos segundos sale con la noticia de que el paciente ha fallecido.
Al ella ingresar al cuarto se encuentra con que su esposo tiene el rostro renegrido, con hemorragia y apariencia facial de dolor, muy diferente al aspecto con que lo dejó segundos antes.
El día del sepelio, frente al relato de Alicia surgieron todo tipo de hipótesis, como la de la posibilidad de que el médico haya entrado a desconectarlo de esas ayudas vitales o que si con haberlo atendido de manera oportuna en el sitio adecuado hubiera salvado su vida.
Para esta familia, la esperanza de sobrevivencia jamás pudo haber estado perdida, ya que hace ya tiempo, lograron con esmero, sacrifico y mucha fe; arrancar de las garras de la muerte a su hijo, quien se convirtió en un caso inexplicable para la ciencia médica, después de haber sido declarado desahuciado por un cáncer y luego haberse recuperado milagrosamente, llevando hasta ahora una vida normal en todo sentido. El, Alejandro, era el “parcero” de Pedro en su empresa de azar y en la vida cotidiana.
Por otro lado, vale la pena también reflexionar respecto al control que como ciudadanos deberíamos ejercer sobre las empresas que tienen como misión salvaguardar a vida humana, para que cumplan su función ética y social y no simplemente la de ser recaudadoras de dinero para sus propias arcas o las de los emporios económicos llamados EPS.
En resumen… desde los primeros días de enero consultó en Sevilla en varias oportunidades a diferentes médicos del Hospital. Lo enviaban a “darle manejo en la casa” luego, cuando estuvo a punto de colapsar por falta de respiración, ahí si fue hospitalizado unos cuatro días. En mal estado fue remitido a Tuluá; allí le negaron la atención, de ahí a Buga en donde dijeron que el paciente no ameritaba remisión hasta ese nivel de asistencia y fue devuelto a Sevilla, después en Sevilla lo remitieron nuevamente: lo vieron en Tuluá y por su mal estado lo enviaron otra vez a Buga, ciudad donde finalmente falleció.
El fue infectado con neumococo (no se ha establecido en que centro asistencial fue contagiado).
Para la reflexión…
Cuando un caso como este sucede a quien le cabe la responsabilidad? Será que a un paciente de medicina pre pagada le hubiera ocurrido también que lo pasaran de mano en mano hasta encontrar la muerte por falta de atención seria y oportuna? Será que solamente a las personas que pagan gruesas sumas se les pregunta si quieren mantener con vida a su familiar y a los del Sisbén simplemente los desconectan por decisión propia, por los altos costos para la EPS o en Centro asistencial?
Será que el hospital de Sevilla sigue siendo un centro de despacho o una terminal en ese macabro PASEO DE LA MUERTE ?.
Fortaleza para esa familia a quienes les guardo un gran aprecio, especialmente a Alejandro para que saque valor y asuma este nuevo reto por la vida, como El ya lo sabe hacer y buen viento y buena mar para Pedrito en ese viaje sin retorno.