La vida no vale nada… No vale nada la vida

La danza de la muerte sigue dando su espectáculo por doquier. Continúa la violentación y masacre de niños, no cesan las persecuciones a quienes pretenden reivindicar sus legítimos derechos, como aquellos que reclaman sus tierras de donde algún día los servidores del mal, liderados por la burlona muerte, los han desalojado. La dueña de la guadaña con su mueca eterna de sonrisa está en su mayor apogeo. Aquí el que participa muere y el que no, también por no participar.



Con su capucha negra, la muerte tiene toda una legión de súbditos a su servicio. Están estratégicamente ubicados en posiciones de privilegio para que cuando se manifieste su acometido, entre todos se cubran con la misma tenebrosa túnica donde encuentran refugio y placer.

La muerte es la primera convidada a los grandes acontecimientos; ella aporta numerosas víctimas en la carrera hacia el poder y cuando se le requiere, saca del camino de la vida a quienes no saben moverse en su macabra danza.
Hemos visto la muerte disfrazada… disfrazada de político, de presidente, de militar o paramilitar, de sacerdote, de padrastro pederasta, de guerrillero o de atracador callejero. La hemos visto vestida de hospital o de Ministro.

Es tal la convivencia con esta siniestra entidad, que cuando aparece ya no es noticia. Hoy por ejemplo, se llevó consigo a mas de cuatrocientas personas en Indonesia y los noticieros prefirieron la noticia del homenaje al ex presidente Uribe en España; es la muerte en siglas: RCN, EPS, ICBF, DAS, AIS….

La muerte ha realizado exitosas composiciones en los últimos tiempos. Los falsos positivos, las chuzadas, el destierro, los tsunamis o las inundaciones, la corrupción y la drogadicción. Hasta ahora está triunfando.

Ella muestra su rostro en la mirada hambrienta de los niños que nunca han estrenado. Si, de esos niños que apenas logran cubrir sus cuerpos con harapos heredados, donados o encontrados y que no conocen un día con tres comidas. Allí está ella luciendo su mejor toga.

Pero tal vez su más estratégica aliada sea la indiferencia. Como dicen en las arengas de marchas populares; y asesinan estudiantes… y la vida continúa y asesinan obreros…. y la vida continúa. Así mismo asesinan personas frente a los ojos de su vecino o hieren personas en las calles frente a la muchedumbre o derriban árboles que sostienen el equilibrio vital…. y la vida continúa. Nadie interviene, todos pierden la visión o la memoria. Es toda una alianza no declarada con las tinieblas.

Hay que promover una gran cruzada en contra de cualquiera de sus manifestaciones y ganarle la partida, con armas infalibles como el amor, la solidaridad o la equidad y la justicia.