Por: Oscar H. Aranzazu Rendón.
Dicen que era un hombre sabio
Dicen que era noble y compasivo
Que era generoso y sencillo
Que la decencia fue su bandera

Y ASI LO CREO, debe ser así porque solo a los próceres se les enaltece con exageración histórica y Él, solo fue un labriego superado que honró su ancestral abolengo Vasco y logró trascender en la memoria colectiva de una familia, cuyo punto de partida sigue erguido en solo tronco genealógico, familia que aún recuerda sus célebres y siempre bien traídas frases y que conserva el legado de la inquietud por lo humano y la rebeldía filosófica que caracteriza al que piensa, la intriga y apego por lo social y también por la justicia.
Como amigo, insuperable
Como esposo, ejemplar
Como maestro, estricto
Y como padre…. El mejor!
ESO TAMBIEN LO CREO, porque a través del tiempo y en cada oportunidad, al interior de la manada a la que orgullosamente pertenezco, siempre se habla de la sutil aunque aplicada forma de impartir justicia y del vigoroso pero tierno método de ungir a los suyos con el conocimiento y la sapiencia de un patriarca bien cultivado.
Y digo que lo creo, porque mi interacción carnal con ÉL terminó muy temprano, me correspondió conocerle desde el anecdotario, la remembranza y las nunca bien ponderadas referencias. Entre otras recuerdo que era un hombre de paz, de conciliador y exquisito lenguaje, hermano de poetas y aventureros. Legionario natural que vio nacer a Sevilla, respetado como señor aunque sus pies por costumbre estuvieran desnudos.
De Él puedo decir con acierto” mi padre era labriego y se enamoró de una mujer sencilla y buena, así como era mi madre”.
Estas líneas no son solo mías. Te las debo…..es tu legado, corre por mis venas el gusto por la expresión. UN POSTER HOMENAJE DESPUES DE CUARENTA AÑOS!!! HASTA SIEMPRE, MI VIEJO!