La convocatoria la hicieron los jóvenes de la universidad, fui con mi hijo pero las expectativas no fueron satisfechas. Su discurso, parco, pausado y demasiado profundo. Terminó dictando cátedra sobre el pensamiento Aristotélico; los jóvenes se miraban, bostezaban e iban de a poco saliendo del recinto. Los demás miembros de la comitiva no hablaron…
En una mesa de “Casablanca”, donde nos sentamos a quitarle el cuero a quien dé papaya, hicimos el comentario con el “indio”, mi “profesor de oro” y su hermano, sobre el futuro de la colectividad sin el empuje de un discurso “calentador” que agite masas, como ha sido históricamente en las huestes de la izquierda en Colombia. Rememorábamos a Pardo Leal y Bernardo Jaramillo y llegamos a lo local con el gran orador Orlando Arcila. Allí, de alguna manera fuimos premonitorios de la derrota del maestro Gaviria, como en efecto le propinó Gustavo Petro en la Consulta del polo Democrático el pasado 27 de septiembre.
Y no se trata solo de un discurso, se trata de haber dilapidado un torrentoso caudal electoral que hacía mucho tiempo no tenía la izquierda en Colombia, como el de las elecciones presidenciales del 2006 donde con más de 2.600.000 votos alcanzaba el honroso segundo lugar como fuerza electoral en nuestro país.
Sucedió como aquel que adquiere fortuna de la noche a la mañana y termina nuevamente pobre por no saber administrar. De la misma manera que en la analogía, se hicieron alardes de poder y mucho se ostentó con lo que se creía que se tenía. Se desperdició un momento histórico en donde junto al partido liberal se hubiera logrado la mayor oposición nunca antes vista y mas aún si se tiene en cuenta al fenómeno electoral que representa Álvaro Uribe Vélez.
Ahora, con Gustavo Petro, la división es inminente. Un hombre de exquisito discurso pero que en los últimos tiempos se salió de la “línea dura” del Polo, dando bandazos en contra de su mismo partido y congraciándose con postulados uribistas y propiciando así que el Polo se convirtiera en río con varios cauces y a punto de sepultar posibilidades en “madre viejas” estancadas políticamente sin por donde fluir.
Lástima por el maestro Gaviria, lástima por la izquierda colombiana. En la consulta del domingo, el aparato perverso de la dictadura se fortaleció y a dar por descontado otro período de abandono social y fortalecimiento militar de Uribe Vélez.
El único camino es trazar estrategias para invitar a la comunidad a la ABSTENCIÓN al referendo, ese día hay que inventarse un paseo al río, un partido de fútbol o cualquier cosa para que la gente no acuda a las urnas y así evitar que se alcance el umbral que permite el conteo y la consecuente refrendación de la candidatura del presidente.
La tuvimos, la acariciamos, nos deleitamos pero no pudimos con ella….