Un año que termina para el pueblo de don Heraclio y cientos de labriegos de base que engrandecieron su nombre. Otra replica de la navidad de hace un año y diez y veinte años atrás, con las mismas esperanzas insatisfechas, los mismos dirigentes”come pueblo” como si fueran un calco uno del otro.
El año nuevo para Sevilla trae algunos cambios, que casi siempre están asociados con la muerte. Por ejemplo, ya no estarán más “Morroco”, don Pedro Rojas, Joaco Zuluaga y muchos más queridos coterráneos llenos de historia.
Pero en lo esencial todo sigue igual; la misma rifa del marrano y el aguardiente, los mismos sevillanos que vuelven a fin de año armados de filmadora cual turistas en reconocimiento, el cisco y la batería del Ginebra, los maestros haciendo préstamos, la guerra de harina y excremento en el “desfile de año viejo”, la canción “cinco pa´las doce” y toda la nostalgia envolvente por el año que nos deja…. en las mismas.
La navidad para muchos sevillanos es angustiante. Si la han tenido dura para sostener su familia durante el año con austeridad, en diciembre la expectativa por la festividad y el consabido regalo, se erigen como una carga más que se coloca en el lomo de muchos sub empleados y desempleados que terminan empeñando lo que necesitan, para comprar lo que no necesitan, pero que satisface a su familia.
El costo de vida en aumento, el desempleo en ascenso y las pequeñas fincas que se iluminaban con arcos de velitas, entran a engrosar los grandes territorios de foráneos terratenientes que se las están “tragando”. En lo urbano, la misma ferocidad; tres o cuatro dueños de medio pueblo y propiedades entregadas a los agiotistas por préstamos impagables.
El año pasado, al más pudiente lo “peluquiaba” la mujer, este año ni tijeras hay. Esta será para muchos, una navidad con mucha imaginación…. habrá que imaginarse los buñuelos y la natilla. Y pareciera sonar a chiste… pero, basta un vistazo a la periferia marginal de Sevilla que ahora es media ciudad y asomarse por la hendija de la miseria para ver el imperio del hambre y la desesperanza.
Puede que con la navidad aparezca el milagro de un líder conductor que posea la capacidad para revertir el fenómeno. Pero el problema es que ya nos ha acabado la capacidad de creer. Porque el próximo será un año de promesas y profetas. Es un año electoral y Sevilla es un escenario donde es posible aplacar un poco las primeras hambres del año con mogollas, para asegurar el favor electoral desde temprano.
Es un año para la amnesia, el que robó presupuesto, nuevamente se postula y el que lo acusó, se le une. Volverán con sus recomendados los Víctor Samueles, los Hileras y los Arenas. Cobrarán vida las frases “por el cambio”, “ahora sí” y otras de cajón. Se escuchará de nuevo sobre la redención en salud, educación y vivienda; seguirán los políticos comiendo pueblo en el 2010 y seguirá Sevilla dejándose comer. Los hombros de los pobres quedarán con callo de las palmaditas de los ilustres visitantes ávidos del voto.
P-D- No puedo dejar pasar la oportunidad para congraciarme con la labor de ese grupo de jóvenes de “Canciones Urgentes”, que año tras año logran hacer sonreír a muchos niños sevillanos.
Que esta navidad sea de reflexión política y humana, que el espíritu luchador y disertador se apodere de nosotros y que el año nuevo nos vuelva abstencionistas para la reelección y para toda elección.
Amén.