Cuando a las multitudes obedientes las invitan a aportar
a la construcción de una buena iniciativa, generalmente surgen disculpas
insulsas para sacarle el juste a la responsabilidad. Pero cuando la
convocatoria es para destruir lo que otros han edificado con esfuerzo, llegan
en desbandada, con espuma en la boca excitados por su propio sentir morboso.
Hemos quedado como el país más ignorante del mundo. Un
país que le dijo sí a la guerra, sí al reclutamiento de niños, sí al
holocausto, sí a que nuestros jóvenes empuñen armas y se maten.
La arrogancia del Presidente borró con el codo lo que con la mano derecha hizo en
cuatro años. Teniendo las facultades para firmar la paz, llamó al pueblo a
consulta sin la debida anticipación, sin la socialización y la pedagogía que
requerían los acuerdos y lo peor, sin necesidad de hacerlo. Pretendió, como mal
profesor de literatura, que los colombianos nos leyéramos un libro de 297
páginas y presentáramos resumen en 20 días. El afán de protagonismo y la
infundada confianza lo hicieron caer en el ridículo más grande que presidente
alguno haya soportado. Este Presidente no les dio tiempo a sus Alcaldes para
preparar a la población y asegurar la decisión histórica.
Lo único que sí consiguió, fue fortalecer al líder anti
paz, alimentó y engordó la fiera que lo
está encerrando para comérselo. Me niego a creer que la ignorancia o el morbo
hayan ganado. No me cabe en la cabeza que mis compatriotas no quieran conocer
los bellos ríos del Caquetá, las hermosas sabanas de los Llanos, la cultura
chocoana o la bella cordillera central en el Tolima. Aquellos lugares hermosos
donde la muerte se ha paseado y se ha vestido de guerrillo o de paraco, con sus
armas apuntando siempre al mismo blanco. Al débil, al que es obligado a sembrar
coca, al que entrega sus hijos, al que debe dar de comer a su familia con medio
salario.
No entiendo como querer paredes embadurnadas con sangre
de colombiano, transportadores quebrados por “fuerza mayor” o colegios cerrados
por temas de seguridad.
Ganó el odio, el rencor, la venganza… pero ante todo
ganaron los que viven de la guerra que no son pocos. Los colombianos del común,
seguiremos con la carga a cuestas y no tendremos la opción de decir que el
costo de vida debe bajar, porque la guerra se acabó. Aquellos que votaron por
el NO, tendrán la obligación de explicarles a sus hijos que tuvieron la
oportunidad de acabar con la barbarie y de dejarles un mejor país y se negaron
a hacerlo porque la soberbia los arrastró. Estoy seguro, que menos del uno por
ciento de los votantes que hoy celebran y aprietan los dientes con rabia, no
saben por que votaron. No conocieron ni una mínima parte del texto de la
Habana. Es triste, pero no saben que es lo que están celebrando.
Entonces… los que votaron por el NO que sembraron hoy? En
que está representado el triunfo que hoy reclaman? Es solo ostentación o es
proposición de mejor país. Digo, mejor el país con guerrilla?...... no lo
entiendo.
SEVILLA VALLE LE DIJO SI A LA PAZ. Por lo menos en
lo local, hemos demostrado algo de coherencia y esta Capital de la Cultura del
Valle, le apostó a la Paz aunque de manera tímida. Pero a nivel nacional, como dijo mi mujer, hoy,
se creció el enano.
En todo caso, amigos sevillanos, tenemos que seguir
siendo amigos, hermanos y vecinos. Que nada cambie, que el resultado no nos
ponga en orillas diferentes o en mesas diferentes en Casablanca.
Por| Oscar H. Aranzau Rendón